Para matarlo | |||
De repente ella, que estaba medio dormida, sintió que él la acariciaba... Primero fueron caricias tímidas, periféricas, como si tuviera pudor... Luego las caricias fueron subiendo de tono... Cada vez más, por todo el cuerpo, sus manos la recorrían de arriba abajo como hacía años... No puede pensar, pero supone que diez años por lo menos... Sensaciones que creía olvidadas volvían... Su cerebro recordaba y ayudaba... Las caricias se amontonaban y repetían, él la levantaba, la daba vuelta, ahora era un torbellino de sensaciones indescriptibles... De repente... Nada. ¡Nada de nada! - ¡Pe...pero...! ¿Qué paso? - Shhhh - la calmó él, ya está... - ¿Cómo que ya está? - Si, quedate tranquila... Ya encontré el control remoto, seguí durmiendo. | |||
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