Estaba una familia de catalanes reunida ante el féretro del padre recién fallecido, cuando el hijo menor dice: - Ahora tendremos que hacer realidad la última voluntad de nuestro padre: Ser enterrado con un millón de euros en el ataúd. El hijo mediano añade: - Sí, bueno...Pero en realidad sólo pondremos 750.000 euros, porque hay que descontar el IRPF. El hijo mayor cae en la cuenta y añade a lo ya dicho: - También tendremos que deducir el IVA? En esto, la viuda entra en la conversación de forma contundente y dice: - ¡Basta ya! Vuestro padre no merece estos regateos. Se le enterrará con la tarjeta de crédito y que él gaste cuanto le apetezca. | |
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